lunes, marzo 05, 2018

criterio


Tras la algarabía de los premios Oscar, me puse a cruzar información con algunos amigos cinemeros, que siguieron la premiación de anoche como si la vida estuviera en su más exacerbado límite. Reconozco que fue divertido, conversaba con ellos mientras miraba los goles de la jornada, como el de Ruidíaz en México, a saber.
Solo he visto una película nominada, la de Jordan Peele, Get Out. La tienes que buscar. Sencilla, inteligente y con precisas dosis de nervio narrativo. Peele transita en el límite entre el horror emocional y la broma pesada. Otra que no fue considerada y que a la fecha es una obra maestra del cine del siglo XXI, Detroit de Kathryn Bigelow.
Como bien sabe el lector habitual del blog, he estado viajando en el tiempo. En esta especie de arqueología hallé una novela de espionaje publicada por entregas en La República en los ochentas. No la pude leer pero había apuntado sus señas para una lectura posterior, para cuando esté libre de inevitables prioridades, que creí superadas a fines de marzo pero que han vuelto a presentarse en los últimos días.
El sábado la comenté con un amigo chileno que viene escribiendo un estudio sobre tres novelas de John Le Carré. Trataba de recordar el nombre del autor y de momento podría decir que es Gérald de Villiers, cuyo personaje recurrente era el espía Malko Linge, el cual es también protagonista de la saga CÍA Perú de Alejandro Neyra. 
Se deduce que han sido meses de juntar y clasificar mucha información, tarea en la que me topaba con el periodismo cultural de antes. Por supuesto, este periodismo tenía sus errores, pero también su característica: sus periodistas leían más. Existía un criterio para informar y no se dependía como hoy de la nota foránea para llenar las páginas de las secciones culturales. Tampoco era servil.

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